El TDAH es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil
Afecta a 3-5% de niños, es decir, uno por aula escolar, predominando en varones con una proporción de 4 niños frente a 1 niña.
El TDAH afecta con la misma frecuencia a todas las razas y culturas, pero es más diagnosticado en poblaciones con nivel cultural y económico medio a alto, porque en ellas se identifica con más frecuencia el impacto familiar, escolar y social del trastorno.
El Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH) generalmente se diagnostica en los primeros años de la enseñanza primaria. Algunos síntomas, no obstante, están ya presentes antes de los 7 años de edad, y con frecuencia persiste en la adolescencia y en la vida adulta. Se diagnostica más frecuentemente en varones (en una proporción aproximada de 4 chicos por cada chica). Los síntomas suelen atenuarse a lo largo de la adolescencia y la vida adulta, sobre todo la hiperactividad, y aunque en muchos casos aún persisten durante este periodo, el paciente puede ir compensándolo.
Se dice que menos de la mitad de los pacientes afectados ha recibido un diagnóstico adecuado, y aún dentro de éstos, pocos reciben el adecuado tratamiento. Ello determina un impacto negativo muy importante tanto para el bienestar del paciente como el de su familia. Según la visión más extendida del trastorno, un niño con TDAH que no recibe un diagnóstico y/o un tratamiento correctos tiene altas probabilidades de sufrir, a lo largo de su desarrollo, un notable deterioro de su rendimiento escolar, de sus relaciones familiares y de su entorno social. Y lo que es más grave, que dicho deterioro y sus consecuencias se extiendan durante su vida adulta en forma de problemas laborales, dificultades de pareja, consumo de drogas, conductas antisociales y otros trastornos psiquiátricos asociados.
Como hemos mencionado en el apartado anterior, inmersos en tanta confusión con tantos intereses en juego sobre el diagnóstico, nuestra mayor certeza es que funciona lo que siempre ha funcionado: el esfuerzo individual del alumno y la ayuda de padres y profesores. Esta sencilla carta de una alumna con TDA dando las gracias a sus padres por haberla ayudado en sus estudios marca perfectamente el rumbo de lo que hay que hacer.