Discapacidad motriz y otras alteraciones asociadas
Con frecuencia la discapacidad motora, especialmente la parálisis cerebral infantil, lleva asociadas otras alteraciones por verse afectada la musculatura o porque la lesión cerebral o medular afecta a diferentes zonas. Entre estas alteraciones destacan:
•Retraso en el lenguaje. Frecuentemente en la parálisis cerebral se ven afectadas diferentes áreas del lenguaje, especialmente la expresión verbal por estar afectados los órganos que intervienen en la producción del lenguaje. Los espasmos de los órganos de la respiración y de los órganos de la fonación producen lentitud de movimientos y, por tanto, del habla, modificaciones o ausencia de la voz, mala coordinación…; en la atetosis se presenta un tono flojo en los órganos de la voz y puede llevar asociados problemas auditivos; finalmente, en la ataxia se presenta una voz oscilante y lenta. La producción del habla también se va a ver alterada produciéndose un habla a saltos, con pausas no habituales y con problemas en la producción de los diferentes fonemas. Los retrasos en el desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo pueden ser debidos a trastornos auditivos, a lesiones de las vías nerviosas, a una falta de estimulación lingüística o a la existencia de modelos lingüísticos insuficientes.
•Trastornos auditivos. En la parálisis cerebral suelen aparecer un mayor número de trastornos auditivos, debido a diferentes causas como ictericia neonatal, encefalopatías, meningoencefalitis, …Las pérdidas auditivas pueden darse en la transmisión del sonido, en la percepción, o por la combinación de ambas.
•Trastornos visuales. En algunos casos suelen presentarse discapacidades visuales, presentándose con mayor frecuencia los trastornos asociados a los músculos óculomotores. Entre otras destacan los trastornos de la movilidad, trastornos de la agudeza y del campo visual, la alteración de la coordinación de los músculos oculares…
•Trastornos en la percepción. Las dificultades en la manipulación y exploración del entorno que se encuentra el niño con discapacidad motriz van a condicionar sus aprendizajes, presentando dificultades en la elaboración de los esquemas perceptivos.
•Trastornos de la atención. Algunos niños con parálisis cerebral tienen tendencia a la distracción y reacciones exageradas ante estímulos aparentemente insignificantes.
•Retraso intelectual. Entre el 40 y el 50 % de los niños con parálisis cerebral tiene un desarrollo intelectual por debajo de lo normal; no obstante, la estimulación precoz atenúa las dificultades cognitivas.
•Trastornos de la personalidad. Desde el punto de vista afectivo, los niños con parálisis cerebral son con frecuencia muy sensibles, observándose generalmente labilidad, inestabilidad emocional, sentimientos intensos y cambios de humor injustificados, frustraciones, depresiones…
•Alteraciones en las funciones urológica e intestinal. Algunos niños suelen presentar vejiga neurógena, consistente en la pérdida del funcionamiento normal de la vejiga provocada por lesiones de una parte del sistema nervioso. Puede ser de baja actividad (hipotónica), siendo incapaz de contraerse y de vaciarse bien como en los casos de mielomeningocele, o puede ser hiperactiva, vaciándose por reflejos incontrolados.
•Hidrocefalia. Se produce por la obstrucción de la circulación del líquido cefalorraquídeo en las cavidades ventriculares cerebrales. Se manifiesta por el volumen aumentado del cráneo que crece progresivamente provocando una desproporción cráneo facial, fontanelas abombadas y suturas entreabiertas. Puede producir trastornos en diferentes zonas del cerebro por la presión del líquido cefalorraquídeo y suele presentarse en niños con espina bífida mielomeninocele.
•Epilepsia. Es una afectación neurológica crónica, debida a una alteración de la función de las neuronas de la corteza cerebral. Se manifiesta a través de crisis epilépticas.